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Es una leyenda del piragüismo nacional e internacional. En París 2024 no ha encontrado su mejor versión, pero a Maialen Chourraut nadie le quita las tres medallas olímpicas que ha conquistado en sus cinco participaciones en Juegos.

Dieciséis años después, y tras ser víctima de un tempranero error, la donostiarra se ha bajado del podio olímpico del K1 de piragüismo eslalon al concluir duodécima en la final de París 2024. Maialen buscaba en la cita parisina el póker de metales en su prueba estrella. Sin embargo, el sueño se desvaneció al saltarse la segunda puerta, lo que le supuso una penalización de 50 segundos que ya la apartaban de cualquier opción de pelear por subir al podio.

Maialen Chourraut, pese a su experiencia y a haber competido y entrenado en este canal, no ha encontrado la bajada que deseaba, no ha encontrado la línea regular que pretendía ni ha estado todo lo fina que es necesario para volver a estar en condiciones de colgarse una medalla.

Aún así, su capacidad competitiva y todo el bagaje acumulado a lo largo de estos años le han permitido superar con cierta holgura las series clasificatorias del sábado y con notables apuros la semifinal de este domingo para plantarse en su cuarta final olímpica, lo que tiene un valor de más que notables dimensiones.

Chourraut no se perdía una lucha por las medallas en una cita olímpica desde Pekín 2008, en su estreno en unos Juegos, cuando fue decimosexta en la serie inicial y se quedó fuera de semifinales. A partir de entonces, ha sido una absoluta referencia del eslalon mundial, no solo con sus tres medallas en los Juegos, sino con sus actuaciones en el resto de grandes competiciones internacionales.

En las series del sábado no se encontró bien, tuvo algún que otro problema, pero pasó a las semifinales sin apuros. Cautelosa, sabía que la primera bajada de este domingo era la clave, que se empezaba de cero y todo podía pasar.

En cambio, no mejoraron del todo sus sensaciones este domingo. Pese a completar el recorrido sin penalización alguna, un par de fallos, uno al principio y otro en el tramo final, frustraron su buena dinámica en el tramo medio del descenso y marcó un tiempo de 106.21, que por entonces la situaba tercera y ponía en peligro su progresión.

Pasaban doce a la gran final. Quedaban quince palistas por completar la prueba y si no fallaba ninguna la podían dejar fuera. Tuvo que esperar con los nervios lógicos. Respiró cuando la checa Antoine Galuskova se saltó una puerta y matemáticamente sellaba su clasificación.

En la final todo le salió peor. Volvió a repetir el error, pero aún más grave. Se 'saltó' la puerta 2. Las ilusiones se le fueron al traste de manera contundente. Un nuevo toque en la 8 y 52 segundos de penalización para concluir en la duodécima plaza.

A la palista donostiarra le queda aun por disputar la prueba de kayak cross, modalidad que se estrena en estos Juegos Olímpicos y de reciente implantación en el circuito internacional, en el que la española ha tenido resultados aceptables.

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