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Emoción, orgullo, compañerismo, mi país, esfuerzo, unión, solidaridad y familia son las palabras con las que los protagonistas del nuevo evento de Camino al Olimpo describieron lo que supone para ellos formar parte del Equipo Olímpico Español. Ese equipo en el que todos los deportistas quieren estar, pero que solo unos privilegiados consiguen llegar.
Y entre esos privilegiados se encuentran los atletas Valentí Massana, Daniel Plaza, María Vasco, Antonio Peñalver, Manolo Martínez, Fermín Cacho y Ruth Beitia. Ellos han sido los encargados de animar, motivar, aconsejar y enseñarles el camino hacia las medallas a las marchadoras Raquel González y María Pérez y al saltador Pablo Torrijos, representantes de las nuevas generaciones que estarán en Tokio 2020.
El evento, presidido por Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español y conducido por Juan Carlos Higuero, ha contado con la presencia de Raúl Chapado, presidente de la Real Federación Española de Atletismo, y de Alberto López, director de Joma, empresa patrocinadora de este acto junto con Alimentos de España.
Durante su intervención, Alejandro Blanco les dedicó unas emotivas palabras a los históricos atletas: “Toda España ha vibrado con vosotros. Habéis conseguido lo que los humanos no podemos conseguir. Eso vale para el deporte, pero también para cualquier profesión. No hay nadie que sea el mejor sin conocimiento, pasión y trabajo. Gracias por el ayer y por el hoy, y por lo que significáis para el hoy y para el mañana”.
Y a los que estarán en la capital nipona les ha asegurado que “nos vemos el 23 de julio en Tokio, donde el deporte español tendrá mucho éxito porque vamos con un grandísimo equipo con muchísimas posibilidades”.
Soñar con lo más alto
La medalla olímpica es el sueño de cualquier deportista y en ese sentido ha ido el consejo de Fermín Cacho, campeón olímpico en Barcelona 1992 y subcampeón en Atlanta 1996. “Tienes que soñar con lo que haces, tienes que disfrutar y creértelo. Tienes que ser el amo del mundo. Si sueñas las cosas, las persigues y las trabajas, podrás ser primero, sino no estarás ni en la final ni conseguirás el diploma olímpico. Os deben tener miedo a vosotros”, ha relatado.
Sin embargo, no vale solo con eso. También hay que trabajar y tener todas las miras puestas en el objetivo. “Hay que concentrarse para evadirse y conseguir el máximo rendimiento en la competición”, ha afirmado Valentí Massana. A lo que Manolo Martínez ha añadido: “EL enfoque es lo importante. La formación del atleta lleva muchos años y todos sabemos qué hace falta para llegar, pero lo que marca la diferencia en el día D a la hora H es el enfoque”.
Y tras tanto trabajar y soñar llega la medalla. “No hay adjetivos suficientes para describir ese momento. Llegas a meta que no sabes ni lo que has conseguido. Fue un orgullo estuvo 16 años hasta que vino mi amiga Ruth. Ahí se ve la dificultad de conseguir una medalla en unos Juegos Olímpicos”, ha recordado María Vasco, campeona olímpica en Sídney 2000.
Eso sí, algunos disfrutaron más cuando acabó la competición que cuando se subieron al podio. “Para mí, lo mejor fue cuando se acabó”, ha asegurado Antonio Peñalver entre risas. “Después de 10 pruebas y de haber disfrutado mucho. La sensación cuando acabé fue: Lo he hecho”, ha añadido.
Por su parte, Daniel Plaza, oro olímpico en 20 km marcha en Barcelona 1992, ha reconocido que “ganar un oro en casa fue impresionante” y ha recordado a su mentor Jordi Llopart: “Cuando consigues algo de esas características es porque las cosas están bien hecha. En mi caso, había una familia detrás de la marcha. Jordi Llopart me acompañó en los últimos meses de preparación y fue una figura muy importante en lo que yo conseguí, porque fue él quien hizo que no me conformara”.
Por último, Ruth Beitia, campeona olímpica en Rio 2016, ha asegurado que "tras Londres, en la que salí decepcionada al ser cuarta, la vida me dio una segunda oportunidad y cinco años de prórroga deportiva que han sido los mejores de mi vida, no por los resultados sino porque contabilizan lo bien que me lo pasaba entrenando y en competición".
Recepción del testigo
Después de tomar nota y aprender de los que ya estuvieron en su lugar, María Pérez ha reconocido que “aspiro a la medalla. Ese es mi sueño. Gracias a ellos nos levantamos con ganas de repetir lo que ya hicieron”.
Por su parte, Raquel González ha afirmado que “hay cosas que se pueden comprar con dinero, pero el estar en unos Juegos Olímpicos, no”. “Los nervios los interpreto positivamente. Sentir ese nerviosismo, ese nudo me parece muy positivo”.
“Tengo miedo e incertidumbre, pero voy a disfrutar porque entrenamos para llegar a ese estadio y aunque te tiemblen las piernas, ese momento te da motivación y te enchufa totalmente”, ha dicho Pablo Torrijos.
Antes de finalizar el acto, Fermín Cacho ha sido el encargado de ceder el testigo a los tres deportistas que estarán en Tokio este verano. El llavero entregado simboliza el esfuerzo, la fuerza de la unión, el sacrificio, el trabajo, la confianza y el derecho a soñar con subir a lo más alto.