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Paula Sevilla ya era historia de nuestro atletismo antes de saltar al tartán azul del Omnisport Arena a disputar su primera final internacional de 400 metros. La manchega de La Solana, discípula de José Luis Calvo, sabía lo que es ser quinta mundial y cuarta continental al aire libre con el relevo 4 x 100, y pionera con el relevo corto en los Juegos Olímpicos. Pero la noche de hoy ha ido un poco más allá colgándose la medalla de bronce -tercera de nuestra delegación en Apeldoorn 2025- igualando el récord de España de Sandra Myers (50.99). Es nuestra cuarta presea bajo techo en la prueba a nivel internacional tras el bronce de Cristina Pérez (1987), oro de Sandra Myers (1992), y el bronce de Indira Terrero en 2015 en Europeos bajo techo. Sólo pudieron con ella la heroína local Lieke Klaver (50.38, mejor marca europea del año) y la noruega Henriette Jaeger (50.45); ¡Casi nada! Y todavía aspira a más, pues mañana, si la recuperación sigue su cauce, saldrá a por más gloria junto a sus compañeras del 4 x 400.
Un suspiro más atrás, cuarto con 45.88 (segunda marca de su vida) arribó el asturiano Iñaki Cañal en la versión masculina de las dos vueltas a la pista. Llegaba con un tendón mermado y ni por esas desistió de pelear un bronce que estuvo cerca, pasando cuarto a mitad de prueba y dándolo todo para tratar de adelantar en la contrarecta que no pudo ni tampoco en la recta final. Se desquitaba así de lo ocurrido hace dos años en Estambul cuando no pudo disputar la final tras una aparatosa caída en su semifinal nada más traspasar la línea de meta.
La valenciana Fátima Diame, medallista mundial bajo techo hace un año, comenzó la final de longitud con un salto nulo. Supo reponerse a lo grande y en el segundo brinco aterrizó a 6.73 de la tabla (su mejor marca del año y de una española en todos los Europeos de cubierta disputados hasta la fecha), lo que la situaba en cuarta posición al final de la ronda, a solo dos centímetros del bronce (virtualmente en poder de la serbia Milica Gardasevic). De nuevo hizo nulo en el tercero, pero su posición en el sumario no varió, como tampoco lo hizo tras sus siguientes dos tentativas: 6.64 y 6.50. Su última oportunidad de alcanzar el podio se saldó de nuevo con 6.73, que definitivamente la colocaron en la quinta plaza. Un gran resultado, más teniendo en cuenta el edema óseo en el talón que le ha amargado el invierno hasta el punto de obligarle a cambiar el pie de batida.
Guillem Crespí, quien ya fuera finalista outdoor en Roma (6º), había conseguido el pase a la carrera definitiva de los 60 metros con 6.58, personal best y mejor marca de un atleta español en la historia del Euroindoor, además de ser el único en haber disputado las finales del sprint tanto al aire libre como bajo techo. El pupilo de Pau Fradera partió del carril del cinco, al lado de Jeremiah Azu (calle 4), que había causado una buenísima impresión en semis con su 6.52 (líder europeo). Fue de menos a más entre tanto fenómeno y acabó sexto con la segunda mejor marca de su vida: 6.59. De nuevo un genial campeonato para uno de los velocistas más fiables que ha conocido nuestro atletismo.
Elvin Josué Canales hizo lo que se le suponía al mejor marquista de la primera semi de los 800 (1:44.65, líder europeo del año y plusmarquista nacional); clasificarse sin problemas para la final de mañana a las (17:27) escogiendo en cada fase de la carrera lo que dictaba la ortodoxia técnica. Entró segundo (pasaban los tres primeros) con 1:45.69 y dejó sensaciones de que dentro de 24 horas podrá debatir el oro con cualquiera. Tiene dos medallas de ese color Mariano García, una mundial indoor y otra europea al aire libre, pero no engrosará su colección en Países Bajos puesto que, tras ejercer de front runner desde poco antes del 400 en la segunda ‘semi’, buscando un ritmo alto que agobiara a los rivales, se hundió en la última recta hasta concluir quinto (1:46.33).
Daniela García se despidió de Apeldoorn 2025 como una gigante, con marca personal bajo techo (2:02.16) y una cuarta posición en la primera de las semifinales de los 800, donde asumió el ritmo durante buena parte de la prueba para acabar cediendo en el último 50. Nada que reprochar a la discípula de Antonio Serrano, quien tiene futuro por delante para seguir ascendiendo en el escalafón de la, según no pocos, prueba más impredecible del atletismo.
La segunda de las semifinales de los 60 metros, donde competía el primer español de la tarde, nos dejó un malestar en el cuerpo difícil de circunscribir a unas cuantas palabras. El campeón de España y plusmarquista europeo sub 23, Abel Jordán, que con 6.54 llegaba como colíder continental del año -aunque en la primera carrera el británico Jeremiah Azu venció con 6.54- junto al sueco Henrik Larsson (presente en la serie) se apeó del campeonato antes de lo que nos hubiera gustado (la final que se celebraría dos horas y media después. La mala suerte, al igual que ayer con Quique Llopis, se cebó con el madrileño. Sintió molestias en el calentamiento y aún así decidió seguir adelante con el sueño de ser el primer español en alcanzar las finales de 60 con y sin vallas (anoche fue cuarto en la segunda modalidad). Salir a probar, ver cómo evolucionaba el dolor apoyo tras apoyo, jugar la baza de la ambición y el talento… pero la exigencia de este deporte no suele prisioneros y, tras una salida mucho mejor que la protagonizada en las preliminares, su velocidad fue decreciendo paulatinamente hasta cruzar la séptimo la línea de meta (6.68).