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Carlota Ciganda y Azahara Muñoz no estuvieron incluidas en el conjunto de las elegidas en el primer día del torneo olímpico femenino de gols. Ambas se fueron a descansar con decenas de ideas y pensamientos revoloteando en su cabeza, la consecuencia de conducir su estreno olímpico por vías relativamente semejantes que acabaron sin embargo en lugares bien distintos. Carlosta terminó en el puesto 26, mientras que Azahara acabó en el 50º.

La golfista navarra salió como un ciclón, tuteó al campo -bogey para ti en el 2, birdie para mí en el 3- antes de introducirse en un túnel. Cinco bogeys en siete hoyos constituían su balance. En una situación sumamente comprometida, Carlota Ciganda aplicó como antídoto lo que tantas veces le ha funcionado: capacidad de reacción.

“Lo doy todo, lucho hasta el final. Jugar por España, jugar por algo más grande que tú, me anima”, citaba con los ojos relucientes de emoción al comprobar que el revulsivo había surtido efecto, tres birdies en los cinco últimos hoyos que le dan mucho oxígeno de cara a todo lo que resta de competición.

Peor le fue a su compañera Azahara Muñoz, autora de una ronda de 78 golpes (+6) lacerada por la incomprensión que genera echarse en manos del manual sin encontrar la solución a los problemas. “Lo peor de todo es que he jugado bien, pero dos bolas al agua me han penalizado en exceso”, penaba la golfista malagueña. No en vano, un birdie y tres bogeys forman parte de lo normal en una vuelta de golf… si no entran en juego dos dobles bogeys que hundieron la ronda de la española.

Este jueves será la segunda jornada.

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