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En el día de hoy, el protagonista de la nueva entrega de ‘Zoombando a los Juegos’ es Carlos Coloma, medallista de bronce en Rio 2016. El riojano se ha reunido con Alejandro Blanco, por videoconferencia, para repasar con él sus primeros pasos en el mundo del ciclismo, contarle cómo evoluciona su proyecto BH Templo Café y cuáles son sus objetivos esta temporada.
Eso sí, antes de echar la vista atrás, el deportista español le ha asegurado al presidente del Comité Olímpico Español que tanto él como su familia están bien y que está “muy motivado y con muchas, porque no queda otra que entrenar muy duro y cuando llegue julio estar preparados para defender al país como se merece”.
Educación a través del deporte
Desde muy pequeño, Carlos Coloma compaginaba el taekwondo con el fútbol y con la pelota mano. El deporte era una de las cosas fundamentales en su rutina. “Mi padre siempre me ha intentado que me centrase mucho en el deporte porque él tenía clarísimo que los valores que aprendes en el deporte te valen para el resto de tu vida. Esa disciplina y esa seriedad, te contagia y te hace la vida mucho más fácil”, asegura.
Sin embargo, fue el ciclismo quien consiguió que lo dejara todo para pelear por sus sueños. “Me gustaba mucho y se me daba bien. Tenía bastante equilibrio y facilidad para saltar obstáculos. Y en el año 1993 mi padre empezó a montar en mountainbike, las primeras que llegaron a España, y me dijo que, si me animaba a competir. Gané la general de mi primera competición y me fui picando. Al año siguiente dejé el fútbol y me centré en el ciclismo”, cuenta.
“A partir de los quince años empecé más enserio y con 17, en 1999, debuté en mi primer mundial con la selección, en Suecia. Conseguí traer dos medallas para España, la de campeones del mundo por relevos y subcampeón del mundo junior. Fue un debut increíble”, añade.
Eso sí, no se olvida de su paso por las otras disciplinas. “El fútbol era mi pasión. Y gran parte de la disciplina y de la rutina que tengo hoy en día, la aprendí en las clases de taekwondo”, reconoce.
Andadura olímpica
La primera vez que Carlos Coloma formó parte del Equipo Olímpico Español fue en Pekín 2008. Sin embargo, su andadura olímpica comenzó antes. “Mi primera clasificatoria para el país fue en Atenas 2004. En aquella época el seleccionador hacía el equipo por ranking mundial y yo estaba segundo, por detrás de José Antonio Hermida, y había dos plazas. Estaba claro que una era mía, pero el seleccionador, que sigue siendo mi amigo, en ese momento decidió que no teníamos que ir ni yo ni el tercer clasificado, sino el cuarto. Así que me quedé fuera de Atenas”.
Tuvo que esperar cuatro años más para cumplir el sueño de estar en unos Juegos, pero finalmente en 2008 el sueño se hizo realidad. “Tengo unos recuerdos increíbles. Por unos problemas de salud (llegó con una costilla prácticamente fracturada) terminé el 28, pero los recuerdos son extraordinarios. El espíritu olímpico dentro de la Villa fue inolvidable”, recuerda con una sonrisa.
Y después de Pekín, llegó Londres. “Creía que llegaba con opciones de medalla. De hecho, con el sexto puesto me quedé a 29 segundos de la medalla”.
Un objetivo cumplido: la medalla olímpica
Ese diploma olímpico le motivó para conquistar en Rio lo que no pudo lograr en la capital de Inglaterra: una medalla. “Después del diploma olímpico comencé la competición superfuerte, ganando todo lo que corrí. Pero en 2013 sufrí una lesión de hombro que me obligó a operarme dos veces en menos de medio año y pasé de estar noveno del ranking mundial a estar el 350”, explica.
“Arranqué 2014 en el 350 y mi único objetivo era llegar a Rio. Empecé poco a poco a subir, terminé 2014 en el puesto 20. En 2015 volví a hacer tres top10 en Copa del Mundo y en 2016 me coloqué 7 del ranking mundial. Con esto logré la plaza olímpica y un lugar en la primera fila de salida en los Juegos Olímpicos”, añade emocionado.
El primer paso ya estaba dado. Ya tenía la plaza. Ahora solo faltaba la medalla. “Sobre el papel muchos no contaban con esa medalla, pero yo cuando llegué a la villa le dije a López Cerrón que contase con mi medalla que me iba a dejar la piel”. Y así fue. El esfuerzo tuvo su recompensa.
“Cuando llegué a la meta fue algo realmente emocionante”, dice llorando. “Mi mujer había dejado de trabajar unos años antes para cuidar de mis niños y que yo me centrara en mi único objetivo, esa medalla. Por eso hice esa celebración”, explica.
Tokio 2020
Este año, Carlos Coloma peleará por estar en sus cuartos Juegos Olímpicos, aunque tiene claro que, si llegado el momento otro deportista tiene mejores opciones que él, dará un paso a un lado para que sean otros los que peleen por la medalla.
“Todavía tengo el último cartucho guardado, pero si llegan las copas del mundo y su nivel es superior al mío que vayan ellos. Eso no quita que mi ambición sigue siendo estar ahí. Al final, a unos Juegos se va para hacer medalla o por lo menos salir del cajón con esas opciones. Si yo no voy a estar, creo que lo que me pide mi carrera deportiva es que deje paso a gente que vaya a tener más opciones que yo”, afirma.
Y añade: “Estoy entrenando al mil por mil por el único objetivo de los Juegos Olímpicos. E Igual que el año pasado fue un año de transición, tengo claro que este año, seguramente sea el último, y el foco está puesto en entrenar, entrenar, descansar y entrenar para llegar al objetivo lo mejor posible. El 23 de julio es el desfile, mi carrera es el 25 y la de las chicas el 26. Así que el día 25 es donde estamos apuntando”.
Un proyecto ambicioso
Además de pelear por su plaza en Tokio, Carlos trabaja día a día para que los integrantes de su equipo, el BH Templo Café, también estén en la capital japonesa. “Al montar el equipo tenía claro que cuando me retirara de la alta competición debía tener un equipo muy competitivo para defender la marca España como se merece. Para ello contamos con una nave propia, un staff profesional y diez personas que día a día trabajan para que los corredores puedan dar el mil por mil sin preocuparse de nada más”, comenta.
“El primer fichaje que hicimos fue Rocío del Alba, que tenemos la plaza asegurada para ella en chicas. El segundo fue Pablo Rodríguez, que es beca pódium y tiene un palmarés impresionante. Y el paso definitivo lo dimos este año incorporando a David Valero, que es otro de los deportistas que tiene claras opciones para Tokio 2020. Este año tenemos el equipo más potente de España”, continúa.
Su ambicioso proyecto avanza con paso firme porque el riojano siempre lo ha tenido muy claro. “La filosofía ha sido siempre la de montar un equipo para que los corredores tengan las mejores condiciones de material y económicas para poder vivir de esto. A partir del 2022 me dedicaré exclusivamente a esto para que los deportistas lleguen a París 2024 al mil por mil. Este es mi proyecto, es mi sueño, y tengo el respaldo de mucha gente”, afirma orgulloso.
Antes de despedirse de Alejandro, Carlos le cuenta al presidente del COE que su familia es su pilar fundamental porque “el tenerlos cerca me ayuda a estar más motivado y a luchar”. Además, le reconoce a Alejandro Blanco que el día en el que conquistó el bronce “es sin duda el mejor día de mi vida a nivel deportivo”.
Por último, el ciclista español aprovecha para pedir dos deseos: “Que se solucione el problema de la pandemia y conseguir una medalla. Aunque creo que me haría más ilusión que la consiguiera Rocío”. Dos sueños que demuestran aún más la grandeza de Carlos Coloma.
Con esta declaración llega a su fin la reunión entre Alejandro Blanco y el riojano, momento que el presidente aprovecha para recordarle lo importante que es para el deporte español, desearle suerte con su proyecto y mostrarle sus ganas de verle en Tokio 2020.